Su principal atractivo, es el edificio principal, una joya del siglo XVI donde los monjes Jerónimos realizaban las labores de esquilo y lavado de la lana, del ganado que llegaba a través de la cañada real que bordea la finca, por la orilla del río Corneja.
Manteniendo la estructura original, de piedra y madera, sus paredes, tejado, y suelo de roca pulida, aportan al salón principal un encanto maravilloso, que emula a los banquetes de antaño.
Dos salones diferenciados con capacidad de hasta 300 personas, con todas las comodidades y lujo de detalles.
Asimismo, en el extremo, cuenta con una capilla del siglo XVI totalmente reformada, ideal para vuestra ceremonia religiosa.